“Sala 13”, en cartelera hasta este fin de semana luego de una breve temporada y antes de salir de gira al sur, recoge el espíritu del teatro universitario y lo combina con un homenaje al Teatro Nacional Chileno y el rescate de la memoria reciente. Escrita por Tomás Henríquez (“Machote futbolero”, “El cieno”), la pieza releva la historia de la mítica Sala 13 en la casa central de la Universidad de Chile, donde hace ocho décadas un grupo de pioneros estudiantes de pedagogía quiso cambiar el rumbo de la actividad teatral.
La dirección es de Cristian Keim, actual director de la compañía universitaria, y en el elenco participan representantes de diversas generaciones de la escuela: Daniel Alcaíno, María Paz Grandjean, Paloma Toral, Zarina Núñez, Katalina Sánchez, Marcelo Lucero y el mismo Henríquez.La ficción se centra en un grupo de funcionarios de la U de Chile que, encerrados en la Sala 13, se dedican a un proyecto especial relacionado con la memoria, que los lleva a recorrer los archivos, el contexto histórico-social y las obras emblemáticas que se montaron en el pasado. Todos vestidos de negro (en un acertado trabajo de Valentina San Juan), actores y actrices asumen diversos personajes para recrear a veces la historia reciente (como el encuentro entre Carlos Ibañez y Pedro de la Barra), y otras, fragmentos de obras clásicas de la compañía como “La remolienda”, “Fuenteovejuna” y “Romeo y Julieta”.
El tono usado por Henríquez es juguetón y cercano, develando la magia de la transformación en escena, la complicidad entre los intérpretes y la fascinación del representar como una forma de desnudar el alma humana.
Los archivos utilizados agregan más atractivo a la obra. Fotos que impresionan (como la de Víctor Jara y Egon Wolff con elenco de “Los invasores”, donde se reconoce a Bélgica Castro, María Cánepa y Tennynson Ferrada), datos, anécdotas sabrosas, y la utilización de un vestuario antiguo en algunas de las escenas. Un mundo que se abre amable hacia el público, invitándolo a acercarse al Teatro Nacional como parte de nuestra memoria y de nuestra identidad. Y, además, al teatro como experiencia.
La dirección de Keim consigue que el tránsito de la ficción a la reseña histórica fluya orgánicamente, logrando momentos actorales de mucha convicción y profundidad (como la Laurencia de Paloma Toral o la escena del balcón de “Romeo y Julieta” de Zarina Núñez y Marcelo Lucero), además de una partitura rítmica, que no da tregua y que permite que la propuesta jamás decaiga.
El elenco, liderado por los reconocidos María Paz Grandjean y Daniel Alcaino, es versátil, flexible y capaz de generar diversas atmósferas en cada momento.
Cada uno y cada una cumplen a la perfección con su rol, complementándose siempre y funcionando como piezas de un engranaje mayor. Que no falla.
La escenografía y la iluminación, ambas de Guillermo Ganga, son el marco perfecto para el viaje propuesto.
“Sala 13” es una obra que recupera el espíritu de los teatros universitarios (divulgación, extensión, difusión) proponiendo un viaje lúdico y nutritivo hacia la memoria reciente: los orígenes del Teatro Nacional Chileno y su contexto histórico/social. Abre las puertas a la magia de las artes escénicas y a la pasión de los que se dedican a ellas, relevando la magia de la interpretación y la apropiación de la realidad en cada obra, en cada texto. Un buen estreno, que espero vuelva a la cartelera santiaguina luego de su gira al sur.