“Clases de ética”, rítmica comedia negra que pone en jaque la conducta individual

Carolina Arredondo y Ronald Heim forman una interesante dupla creativa. Juntos hicieron “La profesora”, lograda obra en formato virtual donde ella interpreta a una agobiada maestra de básica en pandemia, mientras él se hace cargo de la dramaturgia y la dirección. Ahora acaban de estrenar “Clases de ética”, y es ella quien toma las riendas de la dirección para dejar a Heim solo en el texto. Este se inspira en la bullada sentencia de los empresarios culpables en el caso Penta, “sentenciados” a asistir a la universidad, pero da un paso más allá para trasladar la responsabilidad de la recta conducta a todas las personas, no importa su profesión, edad o clase social.
Este giro se da sorpresivamente. Primero, vemos a los empresarios (Claudio Arredondo y Jaime Omeñaca) preparados para su última clase de ética, donde deben disertar y demostrar que han aprendido las lecciones. Su conversación revela que para ellos este es un trámite más, que pasarán sin haber tomado conciencia en lo más mínimo de sus actos. Pero su tranquilidad se ve sobresaltada: el profesor de siempre ha sufrido un accidente siendo reemplazado por una profesora, Susana (Roxana Naranjo). Ella se muestra rigurosa y poco condescendiente con los alumnos, reprobando sus exposiciones con dureza.
Pero los dos castigados no se conforman e investigan a la profesora que, por supuesto, tiene tejado de vidrio y no es capaz de reconocer su vulnerabilidad en el campo de la moral.
Una joven gendarme (Javiera Mendoza) escucha en silencio los intercambios verbales del trío. Y, aunque es la encargada de custodiarlos, los empresarios la tratan como la niña que les sirve café, sin tomar en cuenta su presencia. Sin embargo, la gran sorpresa la da ella al provocar el climax, dejando su pasividad para sacar la voz con fuerza.
El texto se inscribe en la comedia negra, por sus giros sarcásticos e irónicos, y la propuesta de Carolina Arredondo no da tregua al espectador en el ritmo de los sucesos. No hay baches en los diálogos ni en la sucesión de escenas, permitiendo que el espectador se mueva entre la risa, el estupor y la reflexión.
Gran virtud de esta obra es, también, el elenco. Claudio Arredondo y Jaime Omeñaca son actores versátiles y de amplio registro interpretativo, que consiguen alejarse de la caricatura en sus personajes (lo que seguro es un camino tentador) pese al humor. Roxana Naranjo, otra gran actriz, imprime a su profesora fuerza y fragilidad al mismo tiempo. Su contradicción es la de muchos, representando a todos aquellos cuyo discurso no es coherente con el hacer. Ella, profesora universitaria, no es millonaria como sus eventuales alumnos, pero también es privilegiada en lo que se llama acceso a los beneficios del sistema.
Finalmente, Javiera Mendoza es una gran sorpresa, ya que construye a un ser humano tras el uniforme y representa a las clases sociales con menos oportunidades en nuestro país. Su presencia se hace evidente a través de cómo instala su cuerpo, con pequeños gestos y siempre en estado de alerta. La gendarme es la única que algo ha aprendido en las clases.
El diseño integral, de Daniela Fresard, es sencillo, con pocos elementos pero muy cuidados. En el centro de la puesta está el texto y las situaciones planteadas, y los recursos escénicos colaboran a su realce.
“Clase de ética” es una comedia negra, con un realismo que toma tintes delirantes, de fácil lectura y que dialoga con todo tipo de audiencias. ¿Qué es la ética? ¿Qué tan ético/a soy en mi vida diaria? ¿Creo que mis faltas son menores que las de otros? Grandes temas, de todos los tiempos, pero más que importantes de relevar en el momento histórico que vivimos hoy en Chile.

Coordenadas
Hasta el 30 de julio
jueves a sábado 20:30 hrs.