IV Gala de Ballet: destacaron invitados del Royal Ballet y Giovanni Rotolo sorprendió con su solo

La VI Gala Internacional de Ballet de Providencia, que se desarrolló el 14 y 15 de agosto, tuvo estrenos, buenas interpretaciones, la lesión de la exprimera bailarina chilena Romina Contreras el primer día, y la grata sorpresa del solo de quien fue su partenaire, Giovanni Rotolo. El segundo día, que presencié, menos relevante que en otras versiones resultó la danza contemporánea, representada por el BANCH y el Ballet Nacional Chileno

Grandes aplausos se llevaron las dos parejas provenientes del Royal Ballet de Londres, quienes destacaron por esa maravillosa combinación de técnica e interpretación emocional. En la primera parte del programa, Fumi Kaneko y Vadim Muntaguirov bailaron
“Apolo”, de George Balanchine. Estreno en Chile, la pieza mostró un trabajo de precisión donde se lucieron en armonía y complicidad. Ella delicada y precisa, de bellas líneas; él un partenaire de lujo.

En la segunda parte, Kaneko (Japón) y Muntaguirovn (Rusia) bailaron “La Bayadera pas de deux”, en coreografía de Marius Petipa. Una pieza llena de dificultades técnicas sorteadas maravillosamente por los bailarines, donde la perfección llegó hasta la sonrisa de ella, que partió en una insinuación y terminó en un gran gesto. Los lift (tomadas) se vieron cómodos y aéreos, así como también los giros.

La otra pareja que lideró la noche fue la dupla formada por Mayara Magri (Brasil) y Matthew Ball (Reino Unido), quienes partieron con “Romeo y Julieta” en la versión de Sir Kenneth MacMillan. Elegantes, precisos en el virtuosismo, sorprendieron con la teatralidad de su desempeño. Suspiros, sonrisas y miradas dieron una capa más de lectura a su presentación.
Para terminar, ofrecieron “Tchaikovsky pas de deux” de George Balanchine, donde lucieron nuevamente su interpretación. Se vieron exultantes, con su gestualidad extremada. Para ellos, danzar es ser felices.

Otro punto alto fue el solo “Moving romos”, del coreógrafo polaco Krzystof Pastor, , interpretado por Giovanni Rotolo (Italia), Primer Solista del Ballet Nacional de Praga, luego de que su pareja, la chilena Romina Contreras, resultara lesionada en la primera noche de la Gala no pudieron bailar lo que tenían preparsdo. Al mejor estilo de un Kylian o un Forsythe, Rotolo instaló su cuerpo -modelado en la precisión del ballet clásico- en una coreografía contemporánea que incluyó varios grand jeté (gran salto donde se elevan ambas piernas más arriba de 90 grados) directamente del suelo, sin los chasse, glissade o pas de couru, que generalmente lo preceden. El resultado es igualmente virtuoso, pero rompe con el espíritu del clásico y se conecta con las audiencias actuales.

Menos destacados en relación a los anteriores, pero virtuosos y talentosos, aparecieron Anastasía Matvienko (Ucrania) y Víctor Caixeta (Brasil), Primer Solista del Vienna State Ballet. En “Raimonda pas de deux”, coreografía de Marius Petipa, ella lució sus grandes condiciones físicas y él fue un buen partenaire. Luego bailaron “Schrezade”, de Michel Fokine, donde la bailarina volvió a lucir sus grandes condiciones físicas y él mostró sus grandes saltos y bellas líneas. Tal vez el repertorio no fue el más indicado ya que no logró conectar con la audiencia.

“Llamas de París”, el ballet que pretende captar el espíritu de la Revolución Francesa, coreografiado por Vasily Vainonen, fue presentado por los bailarines Ashley Knox, bailarina principal del Miami City Ballet, y Lucas Erni, argentino solista del Ballet AM Rhein. Una pieza que requiere técnica y virtuosismo, a lo que los intérpretes sumaron encanto y simpatía.

“Adagietto”, del argentino Oscar Araiz, fue el momento más bajo de la noche. Estrenada en 1971 recoge lo que era la danza contemporánea en ese momento.
Si bien fue bien interpretada por Elizabeth Antúnez y Miguel Ángel Klug, primeras figuras del Ballet Estable del Teatro Argentino de la Plata, no pasó la prueba del paso del tiempo. Hay que recordar que el clásico responde a una estética inmutable, sin embargo el contemporáneo varía de acuerdo al período histórico.

Para el final dejé la participación de las compañías estables chilenas: el Ballet de Santiago y el BANCH. El primero presentó un cuadro de “Bodies of Division”, coreografía de James Pett y Travis Clausen-Knight, con un afiatado elenco liderado por Ethana Escalona y Christopher Montenegro. Junto a ellos Lorena Borja, Carlos Alvarado, Jacob Alvarado, Eduardo Díaz y Aarón Guzmán. Un grupo sólido, con intención, que aprovechó su formación técnica y la supo dotar de mayores capas de interpretación.

El BANCH mostró un dúo de “Poesía del Otro”, de Mathieu Guilhaumon, su director, con Fabián Leguizamón y Karlee Donley. La obra está inspirada en la tortuosa relación de la escultora Camille Claudel con Auguste Rodin, y combina bellas imágenes con la profundidad de la expresión. En este dúo, las espaldas desnudas de ella y él forman un verdadero grupo escultórico, con la fuerza de las líneas anatómicas exploradas por la danza. La versión presentada en la gala perdió parte de esa fuerza, debido a que la bailarina lució una malla que si bien era escotada en la espaldas interrumpía la pureza de los movimientos.

Cada Gala Internacional de Ballet de Providencia es un gran aporte al mundo de la danza nacional. Nos trae el mundo y nos entusiasma por ver cada vez más. Hago votos porque la iniciativa, liderada por Jorge González Granic, permanezca en el tiempo.