Luego de bailar con Rocío Molina, Aída Gómez y Eva Yerbabuena, el bailaor Eduardo Guerrero (34) se ha convertido en una figura destacada entre los intérpretes de su generación. Alabado por su técnica, libertad creativa y físico privilegiado para la danza, Guerrero llega al Nescafé de las Artes con su premiada pieza” El Callejón de los Pecados”, donde revisa una de las pintorescas historias de su tierra, Cádiz.
“Busqué en los rincones de mi ciudad y paseando por sus calles encontré el mítico Callejón del Duende,lugar donde dicen que aún siguen escuchándose voces de aquellos antiguos bandoleros enamorados de piconeras gaditanas”, cuenta sobre la inspiración para su espectáculo. Acompañado por dos guitarristas y dos cantaores, Guerrero transita por cuadros donde las entradas y las salidas se presentan como las del callejón, cada uno con su propia identidad en música, desarrollo y vestuario. A eso le suma un increscendo emotivo: “Siempre busco la curva emocional que toque la fibra del público, que el espectáculo vaya creciendo en fuerza. Me gusta que acabe muy arriba”.
Según Juan Vergillos (flamencólogo) el artista “baila con rabia, con las vísceras y jamás pierde la elegancia”. Y Martin Martin (periodista del diario El Mundo) apunta que“lleva al límite cualquier movimiento corporal que pase por su mente”.
Al respecto, Eduardo Guerrero piensa que su sello está en el punto vanguardista que incorpora.“Partiendo de la raíz del flamenco que tantos años he estudiado, he ido evolucionando a otras formas en las que me siento más cómodo y soy más yo”, concluye.
– Comenzó muy niño en el flamenco ¿fue algo impulsado por la familia o surgió de otro estimulo?
– Mi madre llevaba a mi prima a la escuela de baile, yo al ser el pequeño de mis 3 hermanos me tocaba ir con ellas, mis hermanos mayores tenían otras actividades. Mi prima entraba a la escuela y yo me quedaba fuera esperando a que terminara su clase, un día la curiosidad me hizo entrar….descubrí un mundo inesperado y maravilloso, ahí tuve mi primer contacto con el flamenco y desde ese día amo este arte y mi profesión.
– Ha trabajado con grandes exponentes del flamenco como Eva Yerba Buena y Rocío Molina, entre otros, ¿qué ha aprendido de ellos?
– Básicamente constancia, su forma de trabajo y respeto al arte. Eva para mí es la gran maestra, estuve 11 años en su compañía.Todo lo que pueda hablar de ella es bueno,me enseñó todo lo que uno necesita aprender para ser grande en los teatros y saber siempre que el arte no es una carrera de velocidad sino de constancia y de fondo, que no es más artista el que antes llegue sino el que deje huella en el público. ¡Y que verdad tenía! hoy me alegro de haber podido estar tanto tiempo a su lado, siempre que podemos hablamos y recordamos buenos momentos juntos.
– ¿Cuál es el sello diferenciador de su baile?
– Para mi pienso que es el punto vanguardista que incorporo, partiendo de la raíz del flamenco que tantos años he estudiado he ido evolucionando a otras formas en las que me siento más cómodo y soy mas yo.
– ¿Cómo entiende el flamenco pensando en la tradición versus la renovación?
– Como decía antes, para mi la tradición lo es todo es mi vida, es mi escuela, pero todo arte vivo debe evolucionar, los artistas debemos sentirnos libres para expresar nuestras ideas, nuestra forma de entender el Arte, que es muy particular. La renovación está aqui para quedarse, siempre desde el máximo respeto a nuestra historia y las enseñanzas de tantos grandes maestros.
– ¿De qué manera surge “El Callejón de los Pecados”?
– Quería hablar de mi tierra y busqué en los rincones con más historia de mi ciudad, paseando por sus calles encontré el famoso y mítico “Callejón del dUENDE”, que está cargado de historias bonitas, de luces y de sombras, donde dicen y cuentan que aún siguen escuchándose voces de aquellos antiguos bandoleros enamorados de piconeras gaditanas. En aquella época era el único callejón por donde se podía entrar y salir de la ciudad, jugando al engaño, cuando los franceses nos atacaban, pero ese callejón solo lo sabían los gaditanos por lo tanto era transitado de muchos y diferentes estados de ánimo. Algunos dejaban a su familia,otros se enamoraban, otros llevaban y traían mercancías, un callejón lleno de diferentes sentimientos. Me interesé por él cuando un señor mayor que vivía al lado me contó la historia y pensé: que mejor guiño a mi tierra que ese callejón! y por eso llamé a mi obra “El Callejón de los Pecados“, por la de pecados que se cometieron en ese lugar de Cádiz.
– ¿Cómo se estructura y que palos considera?
– Siempre en mis espectáculos busco la curva emocional que toque la fibra del público, que el espectáculo vaya creciendo en emoción y fuerza, me gusta que acabe muy arriba, es así como yo voy reaccionando al bailar, al mismo tiempo que entro en calor y los músculos van cogiendo forma y fuerza. Los palos que hacemos son Taranto, Tangos, Zapateado, Seguiriya y Soleá, intercalando cantes populares. Son palos muy potentes que a mí, particularmente, me gusta mucho bailar.
– ¿Por qué el flamenco arrasa en todos los países del mundo? ¿qué tiene que llega tan fuerte?
– El flamenco es sentimiento, es fuerza, no es necesario entenderlo sólo sentirlo, como cualquier manifestación artística que se precie. Da igual que no se entiendan las letras de los cantes, el sentimiento que el artista pone al interpretar llega a todos los corazones. Por eso en 2010 la Unesco lo consideró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, evento que los amantes del flamenco celebramos este mes de noviembre.
Coordenadas
Nescafé de las Artes
Martes 14 y miércoles 15 de noviembre, 20:30 horas.
Desde$20.000 a $38.000 pesos.