Stgo a Mil: “La profesora” y su abrumadora contingencia

Dentro del eje Discusiones necesarias, del Festival Internacional Santiago Mil, se presenta en tetroamil.tv hasta el 14 de enero la obra “La profesora”. Escrita por Ronald Heim (“Parir”, “Llegar”, “El hombre de arena”) y protagonizada por Carolina Arredondo Marzán, este monólogo se sumerge en las vicisitudes que debe atravesar una profesora básica cuando después de dictar clases on line durante la pandemia, el Ministro de Educación anuncia el regreso a las aulas.
Y si la telepresencia fue dura y estresante -con una redoblada carga de trabajo para los docentes- volver a la sala de clases en modalidad híbrida no lo es menos. Insomnio, urgencia por sanitizar y preocupación por cómo explicarle todo lo que sucede a los pequeños alumnos. Pero ¿quién se preocupa por la profesora?
La dirección, también de Heim, apuesta por una mezcla entre stand up (la protagonista habla con un público imaginario usando micrófono) y escenas de fuerte carga simbólica donde la profesora se debate con el insomnio y dialoga con una voz que no es otra que su yo interno. Por momentos se vislumbran las butacas vacías mientras la ella habla, como un sutil manifiesto sobre la realidad de las artes escénicas en pandemia.

El texto se mueve desde la intimidad (su extremo cansancio, su imposibilidad de dormir, su perplejidad cuando alguien le dice que no entiende lo que sucede porque no es madre) hasta temas transversales a la educación: el abandono del profesorado, la sobreexplotación y la falta de contención durante la pandemia. Más trabajo e igual remuneración, a lo que se suman las exigencias por WhatsApp y mails -sin horario- de los apoderados. Hay humor negro, drama y un remate impensado después de los créditos, que no hace más que subrayar la paradojal realidad vivida por el profesorado en estos tiempos.
La realización audiovisual de Danilo Campos es rítmica, del stand up a las imágenes punzantes, usando para eso la cámara como una aliada, transitando por la hibridez del teatro que está siendo grabado, pero que no deja de serlo (hay cortinas que se mueven, iluminación, técnica teatral). Primeros planos, cuando la docente habla con micrófono, se alternan con planos generales donde una mesa y una silla crean la ilusión de un living o de un dormitorio. La iluminación en estas escenas es fundamental para dar cuenta del insomnio o para crear significativas y delirantes instantáneas.
Carolina Arredondo demuestra una vez más su capacidad de apoderarse de los personajes más disímiles (así lo hizo en “La casa de Bernarda Alba”, “Nadie nunca va a llorar por mujeres como nosotras”) y se convierte en la profe que todos conocimos o conocemos. Joven, con vocación, el delantal de cuello ancho y el cabello tomado. Matea, repite cada noche el protocolo de higiene que debe cumplir con cada uno de sus alumnos presenciales y repasa cómo debe actuar con los que se conectan desde casa.
No cabe duda de que “La profesora” está profundamente conectada con Chile. Este, el pandémico, y también el otro. En ninguno de los dos los profesores tienen la importancia social que merecen, y la docencia parece destinada a aquellos a los que no les alcanza el puntaje para otra “mejor” (léase derecho, medicina, ingeniería etc.) ¿Y la vocación? ¿Y las ganas de entregar conocimiento, valores y mística?

En solo 26 minutos, esta obra se hace cargo de temas que arrastramos hace décadas. No se la pierda.

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Hasta el 14 de enero
Teatroamil.tv