“Pedro, Juan y Diego”: acertada relectura de Jesús Urqueta

Enfrentarse a “Pedro, Juan y Diego” versión 2022 es, además de una experiencia teatral, una vivencia social e histórica. Emblemática obra del Ictus estrenada en 1976, su acertada relectura en manos de Jesús Urqueta (“Junto al lago negro”, “Colectivo total e inmediato de una inminente salvación terrestre”) conquista al público de diversas edades llevándolo, con humor y poesía, a una época de dictadura y oscurantismo.
Lamentablemente, de la versión original -creación conjunta del Ictus y David Benavente- solo quedan algunos comentarios (de Yolanda Montecinos y Juan Andrés Piña, por ejemplo) y una que otra foto en blanco y negro. Cuesta imaginar que aquella se extendiera por más de tres horas y contara con un intermedio, lo mismo que su lenguaje ingenuo y popular -que puede sorprender- no fuera otra cosa que una elíptica alegoría a un país en dictadura.
Urqueta editó con precisión de cirujano una hora de obra, sin cercenar la esencia: la historia de tres hombres (un verdulero, un obrero calificado y un exempleado público) en el tristemente famoso Plan de Empleo Mínimo (PEM). En medio del terror de la dictadura y una cesantía avasalladora, los trabajadores hacen de su precario empleo una manera de encausar la épica vital y el orgullo mancillados. La dignidad se hace presente pese a la opresión.
Los intérpretes están muy bien seleccionados. Roberto Poblete como Pedro, orgulloso obrero especialista; Alejandro Goic como Juan, el fabulador verdulero que admira a Cantinflas; y Nicolás Zárate como Diego, el más joven, que no pudo terminar la universidad, “reducido” de la administración pública y vendedor ambulante en sus horas libres. Junto a ellos, Francisca Gavilán caracteriza a la sra. María, una mujer que quedó muda en 1973 luego de vivir un trauma que no se revela. Ella es poesía, metáfora y brisa entre los trabajadores.
Si bien el director mantiene el lenguaje ingenuo y las situaciones soñadoras y hasta ilusas, se permite una contextualización que resulta importantísima hoy: intercala decidores audios (la detención de José Carrasco, la voz de Estela Ortiz, la de María Elena Duvauchelle) que recuerdan a los espectadores qué pasaba en el Chile de Pinochet. El contraste provoca desazón y silencio, perturba, nos lleva a un país oscuro.
Punto aparte merece el elenco. Goic, lleno de recursos histriónicos, crea un lazo invisible con el público que se vuelve su aliado; Poblete se instala como el pilar de la acción, seguro y dramático; y Zárate demuestra su talento con un personaje complejo, que viene de otro lugar social pero que se encuentra con sus compañeros finalmente. Francisca Gavilán conmueve con su señora María, tan lúdica como poética, delicada, llena de capas.
Francisco Ossa (el jefe de obras) y Giordano Rossi (inspector de obras) tienen apariciones breves pero contundentes: el primero da muy bien el tono de aquel que cuida sus espaldas pese a la injusticia, y el segundo “es” la voz de la dictadura, inapelable y cruel.
“Pedro, Juan y Diego” 2022 está lejos de ser un ejercicio de museo o una restauración. Al contrario, se trata de una mirada que refresca una obra que forma parte de nuestra memoria, la contextualiza y la levanta como espejo de nuestra identidad. Porque, ¿quién no conoce a un Pedro, un Juan, un Diego? O, mejor dicho, ¿quién no se reconoce un poco en ellos?

Coordenadas
Teatro La Comedia (Merced 349)
Jueves, viernes y sábado a las 20 horas
$12.714 valor gral. En ticketplus