“Eugene Oneguin” o las exigencias de la Teatralidad en el Ballet

Desde el 2016 que el Ballet de Santiago no presentaba “Eugenio Oneguin”, del destacado coreógrafo sudafricano John Cranko. Hoy los repartos fueron los mismos de entonces: Andreza Randisek y Rodrigo Guzmán (Bailarines Estrella) en los roles protagónicos, el otro con Natalia Berríos (Bailarina Estrella)y José Manuel Ghiso en los mismos personajes, y el tercero con Romina Contreras y Gabriel Bucher. La pieza, una versión en puntas de la novela homónima de Pushkin, sigue la vida de Oneguin, un hombre engreído y de tintes nihilistas, incapaz de sentir empatía por sus semejantes. Su personalidad deslumbra a Tatiana, una joven campesina sumergida en los libros. Así, el ballet resulta doblemente exigente para los intérpretes, porque les exige dominio técnico y, además, capacidad de interpretar sentimientos y emociones, y proyectarlas hasta la última fila del teatro. Nada de pantomima, sino teatralidad real. Tanto así, que el coreógrafo intercala escenas de racconto.

Kurt Heinz Stolze, uno de los directores del Ballet de Stuttgart, creó la partitura a partir de algunas piezas de Tchaikovsky, ya que la ópera del compositor ruso dedicada a Oneguin era imposible de danzar. Así, la música del ballet no lleva ni una sola línea de la ópera.

Esta vez, pude disfrutar del reparto encabezado por los Primeros Bailarines Estrella Andreza Randisek y Rodrigo Guzmán, como Tatiana y Oneguin, respectivamente. Ellos se vieron acompañados por Katherine Rodríguez (Olga) y Lucas Alarcón (Lensky), y un afiatado marco entregado por los solistas y el cuerpo de baile del Ballet de Santiago.

La historia es conocida. El joven y displicente Eugenio Oneguin llega a la casa de las hermanas Tatiana y Olga, invitado por su amigo Lensky, enamorado de la segunda. De inmediato Tatiana se enamora de él, declarándose por carta. Pero Oneguin no sólo la trata con frialdad, sino que la desprecia y humilla. Aburrido en la fiesta de cumpleaños de su admiradora, flirtea con Olga, siendo retado a duelo por su amigo. En ese combate, producido por la fatuidad, cae muerto Lensky. Oneguin, aterrorizado por su acción y por fin conmovido, parte al exilio. Luego de años de viaje regresa arrepentido, para encontrarse con una Tatiana adulta y casada.

El Ballet de Santiago asume con gran soltura los desafíos que propone este ballet (complejo técnicamente, con tomadas arriesgadas y una teatralidad que no puede caer en lo ilustrativo) montado con la revisión de Reid Anderson, pero hay detalles que cambian entre los dos repartos vistos: en el liderado por Randisek son las mujeres la que realizan las mejores interpretaciones, estando los hombres bajo su nivel.

Andreza está a cargo de rol de Tatiana. Sin problemas pasa de la frescura de una Tatiana adolescente y tímidamente enamorada, al dolor de una mujer rechazada, dotando a su rol de una teatralidad diferente a la de Berríos. Es grácil y delicada corporalmente, y también puede expresar la angustia del desengaño. Su dramatismo es dulce al mismo tiempo, dotando a su Tatiana de características propias. Por supuesto, su técnica es precisa y consigue lucirse, tanto en los pas de deux con Oneguin como en los momentos en que interactúa con los otros personajes.
Katherine Rodríguez una vez más combina virtuosismo con una magnífica interpretación. Su Olga es coqueta, mundana y despreocupada, la cara opuesta de Tatiana. Pasa sin problemas del juego al dolor.

Los varones están un peldaño más abajo que sus compañeras. Rodrigo Guzmán crea un Oneguin contenido e indiferente, muy bien en lo técnico pero falto de la pasión necesaria en el sueño de Tatiana y en el pas de deux del último acto. A Lucas Alarcón, como Lensky, le faltó interpretación. Se ve demasiado pantomímico, cuando lo que necesita esta pieza es teatralidad real y no poses de dolor.

El marco escenográfico y el vestuario son de Pablo Núñez, quien ambienta perfectamente la historia con elementos de época. Su vestuario es apto para el ballet, pero también para contar quién es el personaje (cada protagonista viste en una gama de color, lo que es coherente con su leitmotiv musical).

Escrito por Marietta Santi

Coordenadas
Teatro Municipal
Miércoles 22 de mayo reparto liderado por Natalia Berríos (ver crítica en www.santi.cl)
Jueves 23 de mayo reparto liderado por Romina Contreras.

fotos Patricio Melo