“Vuelos” de la compañía de danza española Aracaladanza, se presentó el pasado fin de semana en CorpArtes, en Santiago, y el próximo sábado y domingo lo hará en el Teatro del Lago, de Frutillar. Fantástica ocasión para apreciar un trabajo dedicado al público familiar, pero que no subestima en nada a los más chicos de la casa. Es más, esta obra inspirada en el imaginario de Leonardo da Vinci se creó detrás de otras motivadas por grandes pintores como “Pequeños Paraísos” (El Bosco), “Nubes” (Magritte) y “Constelaciones” (Miró), supuestamente alejados del universo infantil. Pues bien, Aracaladanza demuestra que la percepción de pequeños y pequeñas es mucho más profunda de lo que imaginan(mos) los grandes.
Se trata de una pieza de tonos renacentistas que recorre libremente el genio de Leonardo y sus obsesiones, sin narrativa y a través de escenas donde las imágenes impresionan profundamente a los espectadores. El gran hilo conductor son las alas, que aparecen desde primer momento: proyectadas en el fondo, creadas con grandes abanicos de plumas negras o atadas a un corsé a modo de artefacto. También a veces las plumas parecen caer desde el cielo o explotar en el fondo.
Los temas que estudió Leonardo se leen perfectamente: el cuerpo humano, la geometría, la perspectiva (en una escena donde los bailarines se atan un palo a un brazo y a una pierna), los buenos modales en la mesa, la pintura, los caballos. Si hasta hay una divertida alusión a “La última cena”.
La coreografía convive a la perfección con las alas y también con otros aditamentos, como muñecos de madera, poliedros, telas…El cuerpo se instala desde lo contemporáneo, lúdico y preciso, no hay una búsqueda de virtuosismo por él mismo, sino que las potencialidades técnicas y expresivas de los bailarines dialogan con la puesta en escena total (artefactos, vestuario, diseño, música e iluminación).
El ritmo y la lluvia de estímulos es constante. Y, por supuesto, necesita de espectadores libres de prejuicios, que no busquen entender desde la razón, sino que pongan a funcionar todos sus sentidos en el goce de la materialidad escénica. El qué y sus asociaciones surgirá después del disfrute.
La materialidad es de primer nivel. Cómo no reparar en el vestuario de la bella escena dedicada a los caballos, que presenta una mezcla de fashion con funcionalidad, o en los ropones que dan el toque antiguo al momento de la cena, y en los bellos poliedros de diversos tamaños o en el corsé con alas.
Por eso, hay que destacar no solo a Enrique Cabrera, director de la compañía Aracaladanza y coreógrafo de “Vuelos”, sino también a Elisa Sanz (escenografía y vestuario), Luis Miguel Cobo (música original) y a todo el equipo creativo (iluminación, video, diseño de maquinarias).
“Vuelos” propone a los espectadores, de todas las edades, sumergirse en el imaginario de Leonardo da Vinci a partir de un recorrido por estimulantes escenas donde es la imagen la que detona el sentido. La danza forma parte de una puesta en escena integral, donde la materialidad dialoga sin tropiezos entre sí, parar crear un espacio que acoge a la imaginación y sus misterios. Se trata de un espectáculo bello (en todos los sentidos de la palabra), significante e inspirado, hecho para estimular al máximo a las audiencias. Cada miembro de la familia se llevará un trozo de Leonardo, solo tiene que dejarse ir.
Escrito por Marietta Santi