La compañía estadounidense Manual Cinema, en el marco del Festival Santiago a Mil 2020, nos trae una adaptación contemporánea de un emocionante cuento gótico clásico escrito en 1818 por Mary Shelley. “Frankenstein” es dirigido por Drew Dir, Sarah Fornace y Julia Miller, con música original de Ben Kauffman y Kyle Vegter y los ejecutores Sarah Fornace (Victor Frankenstein, Mary Shelley), Julia Van Arsdale Miller (La Criatura, Elizabeth Frankenstein) Leah Casey (Caroline Frankenstein, Percy Shelley, Voces), Sara Sawicki (Alphonse Frankenstein, Lord Byron), Myra Su (Conjunto). Complementa el grupo la banda de músicos compuesta por Peter Ferry (percusión), Zachary Good (clarinete y percusión auxiliar), Deidre Huckabay (flauta, percusión auxiliar, piano), Lia Kohl (cello, percusión auxiliar, voces), Nora Barton (cello, percusión auxiliar, voces de reemplazo), Jeff Kimmel (clarinete y percusión auxiliar de reemplazo) y un gran equipo técnico.
Esta puesta en escena combina la música, las actuaciones, el teatro de sombras, el cine mudo, las proyecciones y marionetas que, en tiempo real, crean una película para el teatro.
En el escenario, una gran pantalla blanca está al centro. La rodean un complejo circuito de cámaras, proyectores, cables, instrumentos y elementos sonoros como ollas, sartenes y cucharones, que generan expectación entre el público. La obra se inicia con el gran estruendo de un rayo y en la pantalla aparece la imagen de lo escuchado.
Utilizando antiguos retroproyectores y láminas plásticas impresas, visualizan las escenas, los fondos y algunas figuras. Marionetas animadas por titiriteros mezcladas con actores reales y dibujados, van contando la historia en formato de cine mudo antiguo en blanco y negro.
La música y la sonoridad es maravillosa y enriquece de sobre manera el espectáculo.
La iluminación, perfectamente coordinada con las pantallas y proyecciones, solo ambienta a los músicos, pues el resto de la luz está muy controlada para no entorpecer las proyecciones en la pantalla.
Se extrañan los elementos sorpresa en el desarrollo, pues aparece toda la información desde el inicio, por lo tanto, se hace un poco tediosa la narración (50 minutos de duración aproximada). La distancia con el escenario es un factor importante; como hay muchos detalles diminutos sucediendo en escena, si el espectador no tiene una ubicación cercana se pierden o se dificulta la visión, lo que se traduce en solamente ver una película animada.
Los actores, vestidos de época, aquí son sólo un elemento funcional más para contar la trama y animar, sin emoción.
Un trabajo muy detallista y prolijo que requiere de una perfecta coordinación grupal por los cambios de escena, planos y focos de atención, que es logrado a cabalidad.
foto Sara Fornace