La conjunción no podía ser mejor: un buen texto, basado en el ensayo del mismo nombre del escritor David Foster Wallace; un buen director, Daniel Veronese; y una buena actriz, la argentina María Onetto (“Relatos Salvajes”). El tema es uno muy recurrente -pero silenciado- en el mundo contemporáneo, la depresión. Se plantea como una especie de charla en tercera persona, que revela diversos aspectos de la una mujer cuya depresión e imposibilidad de relacionarse con el mundo se ancla en su infancia. En un espacio blanco, solo con una mesa y una silla, la actriz habla. Viste de negro y mira al público siempre, les habla a los espectadores intentando explicarles todo de la persona deprimida. Así, cuenta cómo la persona deprimida debió sufrir la separación de sus padres, quienes demoraron en pagarle la endodoncia porque ninguno quería hacerse cargo. Ella se sentía entonces como una pelota, de allá para acá, siempre en internados y generando una gran inseguridad.
La charla avanza como una radiografía de la vida de la protagonista. Se revisa la relación con los hombres y, en especial, con su sistema de apoyo, formado por un grupo de amigas a quienes llamaba con insistencia por las noches. También revisa la relación con su psiquiatra y cómo no puede continuar con un taller de constelaciones de un fin de semana. Pasa revista a los múltiples medicamentos que ha tomado, solos o mezclados, y a las infinitas formas de terapia que ha investigado sin suerte.
Onetto se involucra en el relato pese a la tercera persona, se emociona. Traspasa el peso de la tragedia de la depresión al público, que llega a pensar que la persona deprimida es ella. Gran trabajo, fino, con matices. Se nota la dirección de Veronese que extrae decidoras sutilezas de sus actores.
Pero lo más impresionante es la tesis de Foster Wallace, quien plantea a través del texto que la persona deprimida está obsesionada con sus males y no tiene nada de empatía con sus semejantes. No ve a nadie más y solo se mira el ombligo. María Onetto dice esta hipótesis con energía, lo que genera una extraña sensación de incomodidad entre los presentes.
foto German Romani
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Mori Parque Arauco
Sábado 25 y domingo 26