“Catársis Inmersiva”: El regreso de la puesta en escena

Nicolás Villavicencio Tejo

Pseudónimo es el nombre de la compañía dirigida por Ninoska Soto y Gabriel Miranda, que hasta el 7 de agosto estará presentando la obra “Catarsis Inmersiva” junto al elenco compuesto por Carmen Gloria Venegas, Ale Miller, José Urrea, Jorge Olivera y Javier Muñoz.
Pseudónimo es una compañía. Pero una compañía de artes escénicas en su totalidad que desborda la danza, disciplina de base y con un suelo duro en la experimentación, descolgándose rápidamente de cualquier otro intento breve y minúsculo en los deslucidos nuevos lenguajes, principalmente santiaguinos, inscritos de antemano, en la inexistente profundización de contenidos.
“Catarsis Inmersiva” es una puesta en escena. Una contundente jugada a tope de información, concertada por otro elemento fundamental, la presencia de universos coreográficos y metodologías audiovisuales en vivo.
Legítimamente, de este lado de las artes escénicas, no veíamos un montaje de estas características desde el estreno presencial de “Punch”, dirigida por José Urrea, quien también es parte de “Catarsis Inmersiva”, pero esta vez como intérprete.
Lo principal de este comentario es también, pensar la sujeción de un trabajo serio, en silencio en la previa y sin delatar ansiedades, sin destruir la magia y la ilusión de la audiencia hastiada ya, de working progress y de muestras escuálidas con el fin de no ser olvidados en el eterno feed de las redes sociales. Pienso también en “Buscando a Meg”, que pude ver días antes del estallido social, otra gran puesta en escena, pero antecedida de exiguas investigaciones en ese año, por otras agrupaciones inclusive con financiamiento.

“Catarsis Inmersiva” tiene 4 momentos definidos y muy bien transicionados logrando una conversión acertada entre exudación física y la formal paleta de colores que caracteriza a esta compañía: tonos blancos, metálicos, grises y negros. Esta vez hubo algunos rojos y un vestuario estudiado en destreza para cada performer. Era impresionante el poco tiempo que tomaron en los momentos donde el cambio de indumentaria era inminente, resolviendo en el estreno impecablemente, sin fisuras en la partitura.
Hago tesón en este punto, ya que realmente el manejo de los performers para traspasar cada relato contiene la dimensión temporal del ensayo y del trabajo investigativo real.

El diseño integral de la obra está definido por una instalación lumínica y un sistema de audio y sonido, fundamentados en un montaje trabajado en percibir la función, en los distintos ángulos que la pieza genera, haciendo emerger otro texto que esta realización posee, que es el dominio de un enunciado visual, al menos, propio y que reside finalmente, en una pieza de carácter musical.
Durante la pandemia, espacio Nave y Sala de máquinas curaron los “Ciclos Vitales” donde en otro comentario que realicé sobre el trabajo de esta compañía, principalmente Ninoska Soto en un solo absoluto, lo definí como entender escénicamente, el formato video clip.
Bruno Torres, encargado del registro para YouTube para los ciclos vitales de 2020, adelanta ahora bastantes capas de “Catarsis Inmersiva” reconocibles en el contenido audiovisual entregado durante esta nueva producción donde también colabora directamente en las cápsulas publicitarias que ha utilizado GAM para esta producción.

De estos 4 momentos, la introducción incómoda, que deja ver parte del despliegue técnico y la primera proximidad de los cuerpos con la exaltación que desarrolla durante el resto del tiempo. Un segundo momento, gritos ásperos ya en proposición a un tenor en el arte performance y consecutivamente, el tercer período y clave fundamental de esta creación, el diseño sonoro acertado de Gabriel Miranda con guitarras eléctricas con algo de Fuzz y un beat electrónico perfectamente disimulado con algún Vst emulando la acústica de la batería. Era una repetición a destiempo muy rokera y muy rapera, perfectamente coordinada donde los cinco bailarines durante al menos 8 a 10 minutos (o más) mantienen una coreografía alegórica de manos arriba, giros y una complexión facial al borde del alarido, inicialmente, trabajada pero que durante el tiempo y el agotamiento se convierte en una realidad. Merecidamente, es aquí la performatividad en todo su esplendor. Es la arista en el rebase. Es el talante sin programación previa, es el corte en circulación que determina el resultado de toda obra bien pensada en cada uno de sus detalles.
Una escena extensa, esencial y principal de la obra donde el dispositivo lumínico dispuesto como tablado, pasa a segundo plano y poco a poco, el acabamiento se dispersa en la sala. El alarido corporal extenuante y repetitivo, la capacidad de Pseudonimo de instalar una propuesta que no puede ser clasificable.

Nuevamente, aparecen estos rasgos donde la taxonomía en las artes escénicas debería empezar a replegarse o definitivamente, auto nominarse como ejercicios técnicos o residencia. Pseudonimo Cía. están al sentido inverso. Totalmente.

El cierre de la obra recurre al recurso del cuerpo desnudo y a interpelar forzosamente al auditor a bancar un final lleno de sangre, otro recurso asumido preliminarmente, pero que tiene a Javier Muñoz resolviendo con sencillez y desplante, con un gran valor interpretativo. Mención honrosa a Jorge Olivera liderando el aspecto más teatral del grupo. Con la capacidad aeróbica capaz de interpretar sin pausas. Olivera fue quién más percibí en la catarsis y a Carmen Gloria Venegas quien, desde un principio, estuvo desafiando al público presente al límite. Sin llegar a enturbiar la jornada. La medida precisa. Urrea y Miller ya son dos cuerpos reconocidos y de alta calidad artística y creativa.

Es fundamental entender este tipo de arte exhibido en salas oficiales con temporadas un poco más extensas, poder acceder a las presentaciones finales, donde aparecerán sin duda alguna, otros aspectos no-programados. Sorpresivos.
“Catarsis Inmersiva” es una célula cerrada que no está experimentando sino, más bien, está llevando por delante la magnificencia a todas las preguntas que no deben responderse bajo ninguna condición. Las artes vivas nuevamente, han sido colmadas y sobre pasadas como evidencia y la pregunta sigue abierta.
El poema de Pseudonimo debe continuar sin ninguna certeza. No debe tener respuestas. Más bien, seguir indagando. Caer al pozo.