Marco Junio Brutus pasó a la historia 15 de marzo del año 44 a.C. cuando encabezó el asesinato, a puñaladas, de Julio César. “¿También tú, Brutus?” es la frase que, supuestamente, pronunció la víctima al ver al hijo de su examante enterrarle el arma blanca. Pero no es el personaje shakesperiano el centro de la obra de teatro «Brutus», firmada por Marcelo Zapata y Oscar Barney Finn (quien también dirige), sino el atribulado asesino. La pieza, protagonizada por Paulo Brunetti -argentino radicado en Chile desde 2008-, en cartelera en el Teatro Payró, es uno de los atractivos del imparable circuito teatral bonaerense.
Brutus es, en la pluma de los autores, un hombre obligado por sus pares y por su esposa, Porcia, a cometer un acto del que duda profundamente. Si bien se trata de un sincero republicano, amenazado por el deseo monárquico que late en Julio César, también es presa de contradicciones existenciales. Sus dudas se sustentan en que su madre, Servilia, fue largo tiempo amante del condenado.
¿Matar o no matar? es el hamletiano debate que arca el derrotero de su historia.
Otro tema es el poder, y todo lo que podemos hacer los seres humanos en su nombre. Y, más indirectamente pero no por eso menos importante, lo tóxicos que pueden llegar a ser los lazos familiares. Brutus es presionado por su esposa, su madre y su cuñado, quienes le hablan de deberes surgidos en la sangre compartida.
Paulo Brunetti, actor argentino radicado en Chile, rostro de muchas teleseries nacionales (desde «Lola» a «Demente ») y de producciones escénicas (como «La duda» y «Muchacho de luna») encarna al personaje protagónico con su habitual manejo de la palabra y la emoción. Intérprete que solo se vale de las reverberaciones corporales del texto, nunca pierde el tono de profunda exploración en la humanidad que cruza todos sus trabajos. No hay externalidad en él, sino un vertiginoso buceo en el interior de sí mismo.
Nelson Rueda es Casio, cabeza del complot y contrincante moral de Brutus, quien también es su cuñado. Este Casio es punzante, nada empático y hasta cruel, propiciando escenas de verdadero duelo verbal -y energético- con Brunetti. Los acompañan Carlos Kaspar (como el senador Cicerón), Beatriz Dellacasa (Servilia, madre de Brutus), Mariano Madrazo (amigo de Brutus y Casio) y Joaquín Cejas (Lucio, hijo de Porcia). Mención aparte para Ana Yovino, actriz que entrega una intensa y jugada Porcia, que no duda en autoflagelarse para convencer a su marido -y primo- de participar en el asesinato de Julio César.
El elenco se apropia de la obra en el tono preciso, sin desbordes, lo que habla del afinado manejo de los tiempos, el espacio y el cómo se dice, de Oscar Barney Finn. Su texto, escrito mano a mano con Marcelo Zapata, crea la acción y la emoción, tanto en el diálogo como en el soliloquio. La palabra es ajustada, aguda y capaz de modelar atmósferas y sentimientos.
La escenografía, del chileno Ramón López, es despojada y contemporánea. La acción transcurre en un círculo blanco, mientras que una pantalla ubicada en el fondo del escenario cambia de color de acuerdo a los sucesos. Celeste, azul, nubosa, anuncia el sino trágico del personaje principal.
El vestuario de Mini Zuccheri, muy actual para ellos -con falda larga y polera sin mangas-, con reminiscencias romanas para ellas, aporta una atemporalidad que, tal como la escenografía, permite que la obra despegue de la tragedia clásica y cruce épocas.
«Brutus» es un viaje, de 70 minutos, por los recovecos del alma humana y el sentido de las palabras lealtad, traición y compromiso. Teatro de texto, de autor y de actores, logra tocar profundamente a la audiencia desde la excelencia del verbo y la interpretación. Imperdible para los que viajes a Buenos Aires en estos días.
Fotografía Federico Pancaldi
Coordenadas
Teatro Payró (San Martin 766)
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4312-5922
Web: http://www.teatropayro.com.ar
Viernes y sábado 20 horas
Entrada: $ 2.500,00