“El el medio”: temas de siempre con una puesta en escena que los revitaliza

Una pareja que discute sobre su futuro. Seguir juntos o no, esforzarse. Hacerlo otra vez e intentar superar la crisis, o no. “En el medio” (“Middle”) del inglés David Eldridge, fue estrenada en 2022 y en una larga escena, que recoge la discusión de los protagonistas en tiempo real, sumerge a la audiencia en una temática tan actual como eterna, donde cada una y cada uno logra reconocerse. La acertada versión chilena, última entrega de Teatro Zoco, es dirigida por Aliocha de la Sotta, con Claudio Arredondo y Blanca Lewin en la interpretación, en una sorprendente dupla a la que no habíamos visto junta. A la que se suma una directora que tampoco había trabajado con ellos.
Lo primero a destacar es que Aliocha de la Sotta (“La mala clase”; “El Dylan”, “Hilda Peña”, “El Nudo”) acerca aun más el texto a estas latitudes limpiándolo de locaciones foráneas y nombrando a la pareja como Sole y Toño. Este detalle permite que los espectadores no se margienn, al escuchar un nombre disonante, de ese momento de vida real que le ofrece la obra y logren permanecer sumergidos en él.

Está oscuro y una mujer, Sole (Blanca Lewin), permanece en la cocina de su casa. De pronto aparece Toño (Claudio Arredondo), su marido por más de doce años, y comienza el diálogo. Hay fractura, fragilidad, rodeos, hasta que ella declara que no está segura de amarlo. Ambos bordean los 50 años y tienen una hija, que duerme en esos momentos.
La conversación la lleva Sole, quien manifiesta un profundo descontento existencial con cómo se ha desarrollado su vida. Se revela incómoda con lo que llegó a ser, en desmedro de lo que quería lograr cuando joven. Está tensa, lo devela su cuerpo envarado, .
Toño, en cambio, se ve cansado. No entiende lo que persigue su mujer, ya que él está contento con lo que han logrado: una casa amplia en un buen barrio, un mejor futuro para su hija. Él la ama, y se lo dice más de una vez en esta larga noche de conversación.
Repasan la larga búsqueda de descendencia y lo que eso afectó a Soledad, también desnudan una maternidad que nunca ha sido cómoda ni parecida a las películas románticas, y que hace que ella se cuestione todo el tiempo. Ella se angustia por dejar de querer, él insiste en amarla.
La directora, Aliocha de la Sotta, bucea en el origen social de los personajes encarnando esa diferencia que los marca. Ella fue a la universidad, él se formó como vendedor estrella desde los 18 años. Y continúa en la misma empresa. Ha logrado una casa linda y cierta estabilidad, ¿pero es eso lo que anhelaba?
Ambos desmenuzan ese espacio ambiguo, insondable y contemporáneo formado por la búsqueda del ser, de la identidad propia en medio de una sociedad que impone -o al menos sugiere- caminos. ¿Soy lo que quiero o lo que pensé que debía ser? ¿Estoy aquí porque mi interior me trajo o porque me dijeron que tenía que llegar?
Blanca Lewin y Claudio Arredondo se instalan plenos de verdad, textual y corporal, en esa cocina anochecida. Sus cuerpos dialogan y reflejan sus puntos de vista, entre ellos hay corrientes de amor y de hastío que se entrecruzan, y que ambos intérpretes reflejan en su forma de pararse frente al otro. No hay desbordes emocionales, ni lágrimas, no son necesarios. Es mayor el estupor y el desencanto.
Puntos destacados son el diseño de escenografía y vestuario de Zorra Vargas, quien crea un mundo en tonos de gris que lleva al recuerdo y a la nostalgia; y la iluminación de Ricardo Romero, que va desde el anochecer atmosférico y de los pensamientos, hasta la claridad de ambos. La sonoridad, a cargo de Fernando Milagros, propone quiebres en esta única escena y permite matices diferentes.
“En el medio” es una obra que apunta a una problemática de todos los tiempos: la compatibilización de la pareja con la búsqueda del ser. La situación es inteligentemente complejizada por la directora al profundizar en lo social, y encarnada con matices, luces y sombras, por los intérpretes.  Los textos, los cuerpos y el dispositivo escénico no dejarán indiferente a nadie, no importa la generación.

fotos Maglio Pérez

Hasta el 26 de agosto
Teatro Zoco

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