Nury Gutés es un referente de la danza contemporánea chilena. No solo por su creación y el desarrollo de un lenguaje de movimiento que la caracteriza, sino por su dedicación a trabajar con las nuevas generaciones, en un diálogo permanente. En “Fronteriza”, la coreógrafa cocrea con Daniella Santibáñez, quien fue su alumna y es una de las figuras destacadas del panorama de la danza actual en Chile.
Se trata de un trabajo que surgió como site specific, y que fue desarrollándose en diferentes instancias hasta llegar a GAM. En este escenario se sumaron la compositora y pianista Carolina Holzapfel, una estructura metálica diseñada y realizada por Ignacio González, y el diseño lumínico de Nicolás Jofré.
¿El resultado? Una pieza de danza contemporánea que cautiva a espectadores entendidos en el lenguaje y también a los no iniciados, a través de sus diversas capas, que van desde la emoción al diseño coreográfico que transita por diversos puntos y planos asumiendo el lenguaje de cada intérprete, sus particularidades y diferencias.
Lo primero que seduce de “Fronteriza” es su puesta en escena. Carolina Holzapfel, frente al teclado, se integra al todo con una interpretación performática que captura miradas y dialoga con las danzantes, en tanto el dispositivo escenográfico -que se instala como una presencia fuerte- abre el espacio a imaginarios y sensaciones diversas. A eso se suma la presencia de Nury Gutés y de Daniella Santibáñez, abrazando y abrazándose con un continúo fluir de energías.
Luego, en un plano más profundo tenemos la danza. Ambas coreógrafas/intérpretes realizan un recorrido de tiempo y espacio en que, de manera armónica y fluida, despliegan su propio lenguaje corporal apropiándose cada una de una pauta coreográfica común. Daniella dando relevancia a las hermosas líneas de sus brazos, que abarcan el arriba y el abajo; Nury desde su centro, con sus manos que por momentos evocan a las artes orientales y sus ojos abiertos, enfrentando al público.
El devenir coreográfico es a veces musical y otras veces sigue su propio tiempo, recorre diversos planos, en dúos, solos y también integrando -desde la conexión de la mirada- a Carolina. Hay momentos de mucha conexión corporal y vital entre las bailarinas, que consiguen emocionar a los espectadores. Ellas se contienen la una a la otra, desde su corporalidad, desde sus diferencias y similitudes; desde sus concepciones de la danza y la creación.
De fondo hay un trabajo minucioso en torno al movimiento, al cuerpo expresivo; y también una opinión sobre la danza, desde dónde danzar y para quiénes.
“Fronteriza” es danza actual, que ofrece diversas entradas para diversos públicos, desde el lego hasta el conocedor de la disciplina; una puesta atractiva, con momentos que emocionan y otros que despiertan diversos imaginarios. Un acierto la inclusión de la música, performáticas y en vivo, que colabora al viaje del espectador. Y, hay que decirlo, ofrece la oportunidad de ver a dos representantes de diversas generaciones de la danza contemporánea chilena en diálogo creativo que traspasa cualquier frontera.
fotografía Ignacio González
Hasta el 4 de agosto en GAM