Un unipersonal, monodrama o monólogo es un desafío delicado para cualquier intérprete. En el caso de “Póstuma”, en cartelera en GAM hasta el 27 de abril, Freddy Araya es capaz de mantener la atención de los espectadores en un diálogo consigo mismo, de tono íntimo y sin estridencias. En medio de una instalación, el actor, inmóvil, deja que el verbo fluya y se deslice por la sala.
El autor y director de la pieza es Ignacio Tamagno, argentino de 36 años, director creativo de La Parisina, un centro de residencias artísticas en Córdoba. Su texto brota sin pausas presentando al protagonista y su circunstancia, palabras que van develando de a poco la trama y permite al espectador ir atando cabos de párrafo en párrafo.
En medio de una instalación de plantas -ellas son fundamentales en el en el fondo filosófico de la obra- , el intérprete yace semi recostado. No puede usar su cuerpo para acompañar el texto, todo se centra en su voz y su fraseo. A veces intenso, otras melancólico, a veces despojado de emociones reconocibles.
La instalación responde a un diseño de Cata Devia, con el apoyo de The Plant Store , y envuelven al actor. Este se ubica en la parte frontal, que mira al público, pero los asientos de la sala permiten diferentes visiones
El rostro de Freddy Araya se vuelve de un lado a otro -lo único que puede mover – subrayado por una bellísima iluminación que logra matices impensados. Sus ojos se ven cansados por momentos, en cambio otros son incisivos, precisos, como pequeños faros.
Todo parte con la hija del protagonista, quien le ha manifestado una posición política clara y decidida en relación a cómo habitamos el mundo los seres humanos, depredando y haciendo la guerra. Ella no quiere participar de eso y escoge el suicido, uno poético y lleno de resonancias. Entre ellas, el cambio de vida de su padre.
Entonces él se acuesta y se deja abrazar por las plantas, que “vienen de antes y estarán después”. Abandona una vida común, de ser humano sumergido en el sistema, que busca el éxito, casa grande, buen trabajo, buenos proyectos.
Separado, con una ex, una hija. Y ahora un duelo profundo.
Su historia desfila ante los ojos de los oyentes. Solo con pausas de respiración, las palabras surgen y se apoderan de la sala. Las diferentes ubicaciones abren nuevas significaciones a la escena: ver el rostro de lado no es lo mismo que de frente. O de arriba, o verlo cruzado por una hoja.
El centro no es el dolor, ni la rabia, ni las lágrimas de este padre. El centro de la reflexión es el mensaje de la suicida, que propone un cambio de vida, social y personal; que propone el entender que nosotros -los humanos- no inventamos el mundo, ni sus reglas ni sus habitantes, que todo eso estaba mucho antes que nosotros.
No se trata de una renuncia a la vida, sino de abrazar la vida de otro modo. A la manera de este padre protagonista.
“Póstuma” es una experiencia en todo sentido. Freddy Araya, inmóvil, lanzando palabras que se derraman por la sala y envuelven al público; el texto, pleno de sentido contingente y poético; la instalación de plantas, verde, frondosa. Es difícil sustraerse a la atmósfera que impregna el espacio escénico, la inmersión es absoluta.
Coordenadas
Hasta el 27 de abril
Viernes y sábado 21 horas
Domingo 20 horas
$7.000 Gral.
$4.550 Estudiantes, Personas mayores 60+ y Personas con discapacidad.