“Volver al volcán”: cuando el teatro se convierte en erupción decolonial

En “Volver al volcán” (Espinoza & Troncoso, 2025), el telón que se desploma a medias no es un accidente, es un manifiesto. Tampoco lo es la voz digital que simula a un niño en off, ni los sistemas de comunicación que se apagan abruptamente durante un monólogo sobre extractivismo. Estos “fallos” escénicos, deliberados y afilados, son la gramática de una obra que no representa crisis, sino que vas más allá y se presenta como una crisis en acción, como una fisura en el tiempo productivo que el neoliberalismo convirtió en dogma.

La obra —coproducida por GAM, Espacio Checoslovaquia y Plataforma Telúrica— sigue a rescatistas andinos que buscan desaparecidos cerca de un cráter en erupción. Pero aquí el volcán no es escenografía sino el co-protagonista. Con dramaturgia de Juan Pablo Troncoso y dirección de Nicolás Espinoza, la puesta en escena vibra con lo que sus creadores llaman “performatividad volcánica”: la capacidad de estos gigantes geológicos de reconfigurar mitos, economías y hasta la memoria posdictatorial chilena.

Cuando la actriz indígena (Verónica Medel) irrumpe el discurso extractivista sobre los salares del norte — un discurso de aproximadamente diez minutos que desafía el ritmo espectacular—, no está citando lo ancestral: está saboteando el tiempo lineal. La obra opera como esos volcanes que estudia: erupciona contra las narrativas del progreso. Según Espinoza, la investigación se centró en seis erupciones (desde el Rucapillán al Chaitén), pero en escena no vemos reconstrucciones históricas, sino resonancias entre violencia colonial y agencia telúrica.

El diseño sonoro de Daniel Marabolí y el multimedia de Víctor Zúñiga no acompañan la acción, sino que la interrogan. Una mochila abandonada (pieza clave de la escenografía de Catalina Devia) deviene archivo de catástrofes, mientras las un gran cronometro digital proyectado en el fondo choca con la lentitud ritual del turismo extractivo. De alguna u otra forma, la obra no tematiza la crisis climática, más bien la encarna en los cuerpos escénicos de los actores, en donde los objetos cotidianos y otros geométricos, sirven de activadores escénicos para cada narración propuesta, en un constante loop de volver y volver a generar esa emergencia, esa incertidumbre contemporánea de vivir, una constante ansiedad de vivir el fin de los tiempos. Incluso los efectismos de cubrir el espacio, velarlo, desnudarlo y volver a develar el espacio, generan una dinámica en donde los espectadores son constantemente interpelados a un nivel de sentido, generando una actividad constante en el acto de ser espectador de esta obra, como también en conectar y reconectar con las múltiples capas del lenguaje: la oralidad de los discursos Ecologistas, el mito vinculado al planeta tierra y su humanización y el reportaje de la catástrofe, son algunas de las capas que conviven en la puesta en escena.

Lo más subversivo de “Volver al volcán” es su rechazo al antropocentrismo. Los rescatistas (Medel y Juan Pablo Peragallo) no son héroes, sino mediadores en una negociación con fuerzas geológicas. La obra —asesorada por CIGIDEN— no propone soluciones, sino que expone nuestra fragilidad ante un planeta que jamás fue pasivo. Como señala el director: “Buscamos imaginar formas de habitar que reconozcan la agencia de estos fenómenos”.

En un giro posdramático, la pieza trasciende la ironía posmoderna. Los “fallos técnicos” son aquí gestos políticos que revelan las precariedades materiales del teatro chileno mientras interpelan al público no como un mero espectador, sino como un cómplice. Cuando el volcán (literalmente) hace temblar las butacas, ya no estamos ante una representación, sino que somos turistas de nuestro propio desastre.

Ficha artística
Dirección: Nicolás Espinoza | Dramaturgia: Juan Pablo Troncoso | Elenco: Verónica Medel y Juan Pablo Peragallo | Diseño sonoro: Daniel Marabolí | Escenografía y vestuario: Catalina Devia | Multimedia: Víctor Zúñiga | Producción: Nicole Venegas | Temporada: 4 al 25 Mayo 2025 Sala N1 Centro GAM.