Una obra sencilla, que sucede en un solo lugar, con toques de humor que suavizan con un trasfondo que habla de género, relaciones madre e hija, violencia doméstica y el empoderamiento de las mujeres en una comunidad machista. Así puede reseñarse “La belleza de Judith”, escrita y dirigida por Bosco Cayo (“El Dylan”, “La pastora del sol”) con su habitual pericia para crear personajes que van revelando su complejidad a medida que avanza la acción. Grabada en el Teatro Finis Terrae, estará en cartelera en la plataforma universitaria hasta el 4 de julio.
La pieza transcurre el día de la reinauguración de la peluquería de Judith (Grimanesa Jiménez), ubicada en la ciudad de Vicuña en la cuarta región y que estuvo a punto de desaparecer por el prolongado cierre por la pandemia. Su hija, Dalila (Marcela Salinas) es la encargada de organizar todo: hay champaña, globos y la esperanza de acoger a la clientela de siempre. También hay un tercer personaje, que no se ve, pero se hace presente a través del computador que Dalila ubica en un lugar estratégico.De a poco los espectadores van interiorizándose de lo que hay detrás de la festiva apariencia. La verdad es que Judith ha sufrido depresión y que su hija ha hecho malabares para pagar el arriendo del local, y también que trabajando en delivery y depilación a domicilio no ha podido reunir el dinero teniendo que recurrir a alguien innombrable en su casa.
Entre conversación y conversación, las mujeres revelan las tensiones que las unen y las separan. Judith se reveló al machismo y la violencia intrafamiliar separándose y dedicándose a su oficio de peluquera, pero su hija resiente la ausencia del padre y, también, de la madre. “¿Sabes por qué me hice peluquera?”, pregunta Dalila a esta última. “Para que me vieras”, es la desolada respuesta. La identidad de la tercera persona que observa la acción, confesada por la hija, solo enoja a la madre.
Como en la mayoría de las relaciones madre-hija, en la de Dalila y Judith hay amor, dolor, encuentros y desencuentros. La hija busca que la madre la reconozca y la valide, pero su madre no se ha dado cuenta de ese anhelo y se esmera en su peluquería y la defensa de las mujeres abusadas de la ciudad. Dalila es adulta y debe hacerse cargo de su madre, haciéndolo lo mejor que puede. Con amor y aceptación de la realidad.
La puesta en pantalla recoge diversos planos de la acción. Generales, desde el computador y también acercamientos, lo que entrega dinamismo. El único problema es que por momentos los cambios son algo bruscos, lo que va en contra del ritmo.
Un elemento notable es la música, compuesta por Nicolás Aguirre, popular y reconocible, con letras que acompañan la trama. Por supuesto, las dos actrices protagónicas son un regalo: Grimanesa Jiménez va desde lo más superficial a lo más profundo de Judith, y Marcela Salinas es capaz de entregar todos los sentimientos de Dalila en una sola mirada a su madre. Ellas ponen en valor un texto que va de fuera hacia adentro de los personajes y del mundo retratado, con ojo clínico. No está demás decir que Cayo también es psicólogo.
Ficha artística
Escrita y dirigida por Bosco Cayo
Elenco: Grimanesa Jiménez y Marcela Salinas
Diseño de espacio y vestuario: April Gregory
Música: Nicolás Aguirre
Cámara y operación técnica: Eleodoro Araya
Una producción Teatro Finis TerraHasta 4 de julio
Viernes, sábado y domingo 20.30 h
$4.000 general
$6.000 grupal (sugerido)
Entradas por Ticketplus
https://ticketplus.cl/events/la-belleza-de-judith