Nacho García, fundador de la compañía Teatro del Uno, reflexionó profundamente en torno a la relación entre puesta en escena y público antes de proponer su trilogía, formada por «Intentar No construirlo» (2011), «Delirio a dúo» (2017) y «Lo iNNombrable», que se estrenará el 5 de marzo en el centro cultural GAM. El director quería un espectador activo, dispuesto a vivir una experiencia diferente y, gracias al diálogo creativo con el diseñador Eduardo Jiménez, surgió la idea de convertir al aparato escenográfico en protagonista. Es así como en esta última entrega la acción sucede al interior de una estructura construida de fierro y madera, de 8 x 8 metros y una altura de poco más de siete, trabajada por el diseñador Ramón López y con capacidad para 22 espectadores.
Hay que destacar que, para mantener el distanciamiento social, los asientos estarán separados por un metro y medio, a lo que se suma la idea de cubrir las paredes de la estructura con tela para proponer un espacio donde el aire circule todo el tiempo.
Sobre la participación del público, García es claro: “No le consultamos si quiere asumir esa posición cuando ingresa al lugar de la representación, sino que mediante la propuesta misma que establecemos se ve en la necesidad de dejar de ser un ente pasivo, para formar parte de una experiencia teatral”.
La investigación sobre el espacio escenográfico partió en 2010 y sus primeros resultados se concretaron un año después en «Intentar No construirlo», que recibió un premio especial del Círculo de Críticos de Arte de Chile y donde la acción sucedía dentro de una estructura que simulaba una habitación. Los espectadores debían subir por una escalera, situarse en la parte superior y mirar la obra hacia abajo. Para «Delirio a dúo», la compañía dio un paso más: esta vez el dispositivo escénico no solo albergaba a los espectadores, sino que también se movía, se rompían sus paredes y se abría el piso.
En «Lo iNNombrable», el personaje principal (Rodrigo Pérez) se instalará al centro de los espectadores, sobre un cilindro, expuesto a la mirada de un público que a su vez será parte de la experiencia teatral desde una ubicación diferente a lo tradicional. La pieza lleva a escena una investigación sobre la represión, persecución, tortura y asesinato a minorías sexuales ejercidas por agentes del estado en Chile y el mundo. El protagonista es un ser sin nombre, que carga con el testimonio de diferentes voces disidentes, encarceladas en el fondo de su mente.
La investigación que da cuerpo a la pieza comenzó a fines de 2018, luego de que Nacho García leyera una noticia que hablaba del nulo registro existente en torno a los atropellos cometidos a las disidencias sexuales durante la dictadura militar, que no están identificados en los informes Rettig y Valech.
“A partir de ahí, junto a mi asistente Juan José Muggli, hicimos una investigación en torno a distintos testimonios que encontramos tanto en Chile como en Argentina, España y Chechenia. Reunimos testimonios, estudios que hablan sobre la homofobia como herramienta de poder en regímenes autoritarios, tesis acerca de la homosexualidad en medio de autoritarismos, informes sobre diversidad sexual y Derechos Humanos, artículos, reportajes, novelas, obras de teatro, documentales, incluyendo también los escritos de Michel Foucault en su Historia de la sexualidad”, señala García.
Todo ese material fue compartido con Juan Claudio Burgos, dramaturgo chileno residente en España, quien los tradujo en el texto de «Lo iNNombrable». El autor, además, se inspiró en un poema de Federico García Lorca, poeta andaluz perseguido -y asesinado- por los franquistas durante la guerra civil española.
Rodrigo Pérez, destacado actor y director, es el performer que encarna a todos los seres marginados por su diversidad sexual. Además de él están los bailarines Consuelo Cerda, Eduardo Cuadra, Daniel Ibáñez y Claudia Vicuña, con coreografías de esta última. El espacio sonoro en la propuesta escénica es crucial, y está a cargo de Alejandro Albornoz.
Es la primera vez que Pérez enfrenta un monólogo, y también su debut en una puesta en escena de estas características. Él se ubica sobre un cilindro de unos 70 cm de diámetro, en altura, rodeado por los espectadores, situación que -señala- lo obliga a interpelar al público: “Estoy a un poco más de metro y medio de las personas, puedo ver sus ojos. Se establece un diálogo con los espectadores, en el sentido de que mi actuación depende de cómo me estén mirando”.
Esta cercanía permite que cada función pueda variar de acuerdo con la energía de los asistentes, a sus expectativas y reacciones. “Estoy en una situación de mucha vulnerabilidad, que se asemeja a la vulnerabilidad de la disidencia, que está siempre en la mirada crítica e incluso violenta de los otros”, subraya.
Ficha artística
Idea original y dirección: Nacho García
Dramaturgia: Juan Claudio Burgos
Performer: Rodrigo Pérez
Producción: Tania Rebolledo
Asistencia de dirección: Juan José Muggli
Diseño de escenografía e iluminación: Ramón López
Diseño de vestuario: Zorra Vargas
Realización de vestuario: Javiera Labbé
Diseño sonoro: Alejandro Albornoz
Diseño videos y mapping: Roberto Collío y Matías Illanes
Coreografías: Claudia Vicuña
Bailarines: Consuelo Cerda, Eduardo Cuadra, Daniel Ibáñez y Claudia Vicuña
Asesoría aérea: Santiago Navarro
Realización escenográfica: Francisco Sandoval
Equipo técnico: Juan José Muggli, Angello Bonati, Matías Moya, Simón Muñoz, Marsell Ruy y Fernando Quiroga
Sonidista: Diego Aguayo
Diseño gráfico: Gabriel Maragaño
Fotos: Eugenia Paz y María Paz Alvarado
Coordenadas
GAM
5 al 27 de marzo
Miércoles, sábado y domingo 21 horas
Domingo 27, 20 y 21.30 horas
$4.000 entrada general
Hall A
+ 15 años
Cupos limitados