“¿Quién escondió mis zapatos negros?” 2023: lúdica revisión del pasado reciente

Un homenaje, eso es la nueva puesta en escena de “¿Quién escondió mis zapatos negros?”, que hace 32 años la compañía Teatro Aparte estrenó en el Teatro UC. En el mismo espacio, bajo la dirección de la actriz y escritora Claudia Pérez, un elenco formado por los veinteañeros Daniela Muñoz, Pascale Zelaya y Manuel Castro, y los más grandes Catalina Gallardo y Enzo Gnecco, revisa hasta el 21 de octubre la obra que fuera éxito de crítica y público en los 90.
Mientras el público se acomoda en las butacas, en una pantalla ubicada en el fondo que simula un televisor antiguo se repite el video de una función en el Festival del Parque Bustamante en 1992. Unos jóvenes Magdalena Max Neef, Elena Muñoz, Gabriel Prieto, Álvaro Pacull y Rodrigo Bastidas -director de la puesta- aparecen riendo antes de salir a escena. Durante la reposición, sus rostros volverán desde el pasado en varios momentos cruciales.
Esta versión no se trata de un upgrade, sino de una revisión desde el hoy. El texto es el original, y el tono de las actuaciones se ubica en el mismo camino, aunque la directora aporta lo suyo.. Un detalle: en el elenco creador eran tres hombres y dos mujeres, y ahora son tres mujeres y dos hombres. No cambia la propuesta, en todo caso.
Los protagonistas son cuatro personas de 30 años que se resisten a asumir lo que significa esa edad. “Tengo 30 años y no quiero tener 30 años…tú la llevai”, es un parlamento inolvidable que mezcla la crisis generacional con un olvidado juego infantil, y que resuena muy contingentemente.
Estructurada en escenas que funcionan independientemente, el hilo conductor es una figura misteriosa que encarna Pascale Zelaya y que lleva a la audiencia -y a los personajes- a revisar los misterios de la vida y de la madurez. Así, el grupo recorre los hitos que marcaron su crecimiento en un contexto de Unidad Popular, golpe de estado, toque de queda y dictadura.
Hay momentos muy logrados, como la discusión sobre los partidos políticos que tienen cuando niños (“entonces para ser momio hay que ser rico”, “mi papá es DC y mi mamá es compañera”, “yo soy del MOC”) y que fácilmente se identifica con las discusiones actuales.
Lo mismo sucede con las parejas de novios que se desvisten mientras se acusan de tener y no tener culpa, de no querer crecer, de anhelar ser amados, entre diversos tópicos existenciales que se replican en todo tiempo.
La fiesta ochentera donde el puritanismo de izquierda no permite bailar, cantar en inglés y menos pedir un deseo “frívolo”, es hilarantemente atemporal.
También se repasan situaciones típicamente chilenas, como la discriminación sufrida por el moreno del grupo, a quien los otros niños llamaban “el feo”, reflejo de ese afán blanqueador que padece desde hace siglos nuestra sociedad.
Hay emoción, sí. Se habla de la muerte de seres queridos, del cómo los personajes se hicieron hombres y mujeres, de la angustia de no cumplir con las propias expectativas puestas en uno mismo.
En esta revisión hay escenas que parecen antiguas, como parte de un ejercicio de nostalgia, sin celulares, pantallas touch ni RR.SS. Eso no les quita valor, al contrario, permite que evidencien lo que significa el cambio generacional y la exigencia de flexibilidad en la mirada para todos y todas.
La dirección de Claudia Pérez es rítmica y precisa, no permite baches en el fluir de las escenas. Respeta el estilo Teatro Aparte pero hay intensidades y sutilezas que varían. El elenco demuestra energía, talento y versatilidad, destacando cada uno y cada una en las escenas que protagonizan.
El diseño integral, de Laura Gandarillas, es delicado y funcional, y hace algunos guiños a la propuesta noventera en algunos vestuarios y detalles. Los nostálgicos audiovisuales son de Raimundo Bastidas Muñoz, hijo de Rodrigo Bastidas y Elena Muñoz, lo que intensifica el sentido de pertenencia.
El remontaje de “¿Quién escondió mis zapatos negros?” es un homenaje al Teatro Aparte, exitoso colectivo de creación, además de ser un remezón a la generación que tenía 30 años hace tres décadas. El contexto ha cambiado, pero hay situaciones que sorprendentemente -o no- se repiten en el tiempo. Los jóvenes de hoy se identificarán con las problemáticas existenciales y visitarán el pasado reciente. Siempre es bueno hacer memoria.

Coordenadas
Sala Eugenio Dittborn Teatro UC (2do piso)
Hasta el 21 de octubre
Valores en boletería: $12.000 general; $6.000 estudiantes; $7.000 personas mayores, jueves a sábado, a las 20 h,
En Ticketplus.cl y boletería del teatro (atención de martes a sábado, de 15 a 20 h).