“Temis”: Aguda mirada a ese ambiguo espacio de las contradicciones humanas

“Temis” es la última entrega de la compañía Bonobo, que antes nos ha deleitado con “Dónde viven los bárbaros” y “No amarás”, con las que forma una trilogía. Tal como las piezas anteriores, esta se mueve en el difuso terreno de las ambigüedades y contradicciones de los seres humanos contemporáneos en torno a qué tan progresistas e inclusivos somos ante la diferencia, rescatando preguntas que cruzan la historia como qué es justicia social y hasta dónde choca esta con los intereses de cada individuo. En ese sentido, la dramaturgia de Pablo Manzi es acertada como un bisturí, al diseccionar las capas de nuestra moral que, a menudo es políticamente correcta, pero que esconde prejuicios que hemos bebido al crecer y nos constituyen estructuralmente, más allá de lo que pensemos o no. Es así como el texto plantea hasta qué punto es la misma sociedad la que produce a los bárbaros (los otros, los no iguales) que tanto rechaza.
Con dirección conjunta de Manzi y Andreina Olivari, “Temis” -al que igual que la entregas anteriores- es una obra de texto y actuación, que transcurre en torno a diálogos que van revelando capa a capa las complejidades de la trama.
Los protagonistas son cuatro hermanos de clase media (Gabriel Urzua, Paulina Giglio, Guilherme Sepúlveda y Carlos Donoso) que han surgido económicamente gracias a un emprendimiento llamado Noé, que tiene como principal valor la inclusión. Con ellos vive su padre (Gabriel Cañas), postrado en silla de ruedas y divagando siempre sobre Noé y el arca, y el día en que la diosa Temis llegue a hacer justicia y le corte la cabeza.
En la escena inicial esta familia se repone de un robo. Y, en medio del shock, se dispone a enfrentarse al arribo de una hermana desconocida (Marcela Salinas) que a los 40 años apareció vía Facebook. Su historia, de pobreza y miseria, remece a los hermanos que toman conciencia de sus privilegios con cierta culpa y buscan resarcir a su pariente, quien les pide una fuerte suma de dinero. Ellos aceptan (intentan ser buenas personas), pero nada es lo que parece.
La presencia de la nueva integrante de la familia pone en crisis una serie de premisas que guían a los hermanos: la inclusión y el respeto a la otredad, la conciliación, el buen vivir. Pero, ¿se puede pedirle esas actitudes a alguien que creció en la calle­? ¿es posible que los trabajadores de Noé, migrantes inclusive, no valoren el protocolo de inclusión? ¿cuál sería un trato justo desde el punto de vista de ellos? ¿los hermanos no estarán entrampados en corrientes de moda?
“Temis” avanza gracias a los solventes diálogos y las excelentes actuaciones del elenco, que maneja un humor negro con toques absurdos con una pasmosa naturalidad, sobre todo Gabriel Urzua y Guilherme Sepúlveda. La actriz invitada, Marcela Salinas, aporta desde su reconocido talento como la hermana intrusa.
Gabriel Cañas, como el padre -sin maquillaje que lo avejente- hace las veces de un oráculo, que puntualiza lo que sucede o sucederá en medio de sus divagaciones producto de la demencia senil o el Alzheimer.
El diseño integral, de Los Contadores Auditores, tiene la iluminación como gran elemento atmosférico. La acción transcurre en un espacio que recrea un hogar tradicional, con muebles antiguos que hablan de conservadurismo y hasta falta de carácter. Algo similar sugiere la ropa de los hermanos emprendedores.
Un gran elemento en lo simbólico es la música de Camilo Catepillán, cuya sonoridad articula y subraya lo que hay detrás de las diversas situaciones que se van proponiendo.
La dramaturgia va de la mano de la puesta en escena, que destaca el texto y las actuaciones, el ritmo, la energía entre los personajes y el estado físico/emocional de los actores. La obra fluye y solo se ve algo forzada en la escena final, una suerte de epílogo algo didáctico (para la obra y la trilogía) pero que no consigue empañar todo lo anterior.
“Temis” es una obra actual, aguda y nada complaciente. Bien escrita, bien dirigida y estupendamente actuada, que asume un realismo con toques absurdos para hablar de ese enorme espacio de ambigüedad en que nos movemos desde siempre los seres humanos a la hora de enfrentar la otredad, la propiedad y la justicia social. ¿Somos nuestras buenas intenciones ideológicas? La obra de la compañía Bonobo algo nos puede decir al respecto.

Coordenadas
Teatro Nacional Chileno (Morandé 25, Metro Universidad de Chile)
Hasta el 17 de diciembre
Miércoles a sábado a las 20:00 hrs
Entradas en https://ticketplus.cl/events/temis-2022-11-13-23-57-00-0300